MUD GALLERY
IN CONCERT
Música: Jesús Díaz [ Making Music in Silence,
Pau Robert, Joan Giménez ]
Acción escultórica: Joaquín Jara, Virginia García
Dirección: Virginia García / Damián Muñoz
Producción: Cane [ N. Canela ]
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Los usuarios culturales viven, vivimos; en un entorno nuevo. Nuevas generaciones con nuevas formas de consumo, un nuevo entorno donde es misión de los creadores generar nuevos estímulos de aproximación al arte.
Proyectos que se despliegan a través de múltiples medios y plataformas, y en el que el usuario asume un rol activo en el proceso de expansión. Diferentes formatos mediáticos para liberar piezas únicas. Estas piezas estan ligadas y existe una sincronía creativa y dramatúrgica entre ellas.
“Mud Gallery en concierto” nace de la expasión de la banda sonora creada por Jesús Díaz para la pieza escénica “Mud Gallery / Animales de hermosa piel”.
La banda sonora interpretada en directo como soporte de la acción escultórica de Joaquín Jara creada a partir de la esencia de la obra original.
Una banda sonora gestada intimimamente con la acción escénica para conducir este viaje de transformación. Tanto el diseño sonoro como el contenido de las letras acompañan y pulsan la dramaturgia.
EL ESPLENDOR DE LA RUINA
Tomamos las ruinas con todo lo que contienen y evocan como metáfora de la vivencia humana. Las ruinas de nuestro tiempo vivido convertidas en los pilares de nuestro presente.
La ruina aparece como una producción que parcialmente destruida o quemada, huérfana de su mundo primitivo, trata de integrarse en la nueva configuración que los incorpora no ya tanto en la arquitectura sino en el mundo natural del “paisaje”, de un “aquí vivieron”. Y la de dotar al tiempo de una ilusión de acabamiento.
La idea de que algo recién alcanzaba su plenitud no en la cumbre rozagante de su historia, sino después de todo eso.
“ El punto más alto se situaba en la supuesta bajeza de ser una ruina riéndose con todos los dientes en la cara de la eternidad ”.
La ruina como forma presente y local del Más Allá.
Disfrutar de una eternidad única e inimitable cuando todo se ha venido abajo.
Mirando ruinas, de algún modo, nos miramos a nosotros mismos. La ruina es el implacable espejo en el que se refleja nuestra caída en cámara lenta. Mirando una ruina nos preguntamos casi automáticamente cómo habrá sido todo eso (recordamos cómo fuimos nosotros) y nos respondemos que no tiene demasiado sentido averiguarlo.